El liderazgo es una fórmula sencilla de inteligencia, corazón y valor

A veces pasamos demasiadas horas dando vueltas entorno a teorías y tipologías de liderazgo sin darnos cuenta que en la sencillez esta la virtud. Cualquiera puede ser un líder, de su empresa, de su casa, de su departamento, de la asociación de padres, de la cuenta de resultados y de la cesta de la compra, de su matrimonio y de sus sueños.

El liderazgo podríamos verlo como la habilidad de una persona para tomar decisiones y su capacidad de proximidad en la gestión de un grupo, equipo, organización, incluso para gestionarse asimismo, inspirando al resto de su entorno para alcanzar sus metas.

Algo así nos contaba el Mago de Oz en la película de 1939 mientras Alemania invadía Polonia precipitando a  Europa hacia una nueva irracionalidad y él despegaba en su globo aerostático para volver a Kansas.

Mago de Oz: Ante mí partida decreto que, hasta el momento, si este llega, de mi regreso,  el Espantapájaros por méritos a su inteligencia superior jamás igualada os gobierne en mi lugar. Ayudado por el Hombre de Hojalata en virtud de su magnánimo corazón y por el León en virtud de su desmedido valor.

Efectivamente el liderazgo es una formula sencilla de Inteligencia, Corazón y Valor.

El cerebro no necesita de un coeficiente intelectual sobresaliente. Lógicamente la inteligencia no viene de más pero puedes tener un IQ altísimo y no ser un líder. Además, ¿Cuánta gente conocemos que sepa cuál es su IQ? El grado de inteligencia nos distingue del  resto de seres vivos, nos permite aislar los estímulos que recibimos y adaptar nuestras acciones. La inteligencia actúa ante el planteamiento de una dificultad u obstáculo en nuestra vida cotidiana, nos ponemos a reflexionar y elaborar una posible solución a ese conflicto, haciendo uso de la razón y aplicando los conceptos y experiencias que hemos aprendido anteriormente.

No debemos olvidar en este aportado la inteligencia emocional. Además de la capacidad de memorización y la capacidad de resolver problemas es vital una buena gestión de las emociones que además nos permitirá desarrollar los otros dos puntos que necesita un buen líder.

El corazón es bueno tenerlo en condiciones, de lo contrario todo esto no te valdrá de nada en breve. Hacer ejercicio, comer de un modo saludable y evitar los excesos, son un buen comienzo para cuidar nuestro órgano esencial. Con el corazón sano podremos mostrar afecto y recibirlo, y esto muestra un reconocimiento de quien nos quiere y para quien queremos que nos activa de tal manera que fortalece nuestro potencial hasta convertirlo en realidad. No se puede ser líder de algo que no se quiere y  no puede querer algo que no te gusta.Eso nunca lo olvides. El líder debe dedicar su corazón a algo que le aporte esa energía reciproca de la que hablamos antes. Con esto empezamos a ser honestos con nosotros mismos y de ahí nos lleva a ser honestos con los demás. Sin esto último nadie liderara ningún grupo. Lo podrá gestionar, pero nunca liderar.

Por ultimo nos queda el valor. El valor debemos entenderlo no como la simple ausencia del miedo, sino la conciencia de que hay algo importante por  lo que merece la pena arriesgarse. Demasiados sueños y demasiadas ideas brillantes se pierden por el miedo a equivocarnos. Incluso hay gente que se inventa peligros para justificar sus miedos. El valor nos permite realizar actos impensables cuando la vida nos pone en situaciones límites.  El valor nos movilizar energías, sentimientos y emociones para poder superar nuestros propios límites. Este valor nos traerá dos regalos consigo. Por un lado la perseverancia, como clave del éxito en el día a día que nos vacuna contra la frustración. Un líder que persevera es un líder que da ejemplos de vida. Y por otro lado la humildad: la perseverancia y el trabajo constante nos hacen ver lo difícil que es conseguir los resultados y eso nos hace admitir que somos gente corriente, que tenemos limitaciones y por ello es en muchos casos es necesario y sano delegar.

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